Despierto, después de una noche agotadora de tragos, comidas y amor junto a ustedes y lo primero que veo es a ti, la mujer que me ha hecho inmensamente feliz por ya preciosos catorce meses, tu pelo suelto, tu boca susurrando al aire, tus manos entrelazadas, en eso abres un poco los ojos, me miras y me regalas una sonrisa para que luego te vuelvas a perder en tus sueños. Cambio de vista mi mirada y apareces tu, a mi costado como si mi presencia fuera por un segundo lo mejor en tu pequeña vida, me miras y estiras tus manos para que yo las tome, sigues cada uno de mis pequeños movimientos con tus manos, mientras al otro lado ella sigue soñando con nosotros, te mueves y te acerco a mí, al tenerte justo al frente tus labios me buscan como si en los míos estuviera la fuente del más rico alimento que pudieses probar, ¿juguemos?, la respuesta no es la que yo esperaba, pero me incitas claramente a quitarte la ropa que llevas puesta; acepto el trato.
Mientras, a mi costado, una sonrisa se dibuja en tu cara de bella durmiente y me ofreces ayuda, acepto, te dije mientras del corazón se me escapan las sonrisas y por mi cabeza comienzan a pasar las más fuertes emociones que como hombre podría alguna vez sentir. Vuelvo a ti y rápidamente te voy despojando de todo lo que traes puesto, dejando solo algunas prendas en tu cuerpo, solo aquellas que no alteran mis propósitos, hacemos lo de siempre, poco a poco y con algo de ayuda te calmas y te dejas llevar por fin por mis manos....... luego y después del tiempo necesario para la felicidad de los tres, te tomo entre mis brazos, te recuesto a mi lado y recorro con mis ojos y mis labios tu cara de ángel, mientras tu respiración suena algo agitada y tus manos buscan sin encontrar..... Te acercas a ella y te recuestas casi en su pecho, tus labios comienzan a recorrer su piel... sonreí, en eso ella cerro sus ojos y tú la seguiste hasta encontrar el sueño que las llevara juntas a descansar a mi lado, luego y como corresponde es mi turno de descansar junto a ustedes, ya que después de todo, la ceremonia del cambio de pañales mientras tu mama duerme desde hace veintitrés días, es una costumbre que poco a poco le voy tomando un gusto distinto.
Las amo mucho